El vicepresidente de la Cámara de Diputados, Ricardo Alfonsín, aseguró que “el Poder Ejecutivo debería revisar la postura asumida por el ministro de Economía que consintió una iniciativa del G-20 que debilita la influencia de la Argentina”.
Alfonsín sostuvo que “en la última reunión del G-20, de la que participó la Argentina, se propuso una redistribución del poder de influencia de cada uno de los países. La propuesta no modifica la injusta distribución del poder en la entidad: en suma le quita poder a algunos pobres para dárselo a otros pobres. Pero no modifica sustancialmente la relación de fuerzas entre países pobres y ricos. Según la misma, la Argentina perdería un 30% en su capacidad de influencia en la institución financiera internacional”.
“Sorprende que el ministro de Economía, en representación del gobierno argentino, haya consentido una iniciativa que debilita la representación de la Argentina. Por otra parte, el gobierno no ha desautorizado al ministro de Economía”, dijo Alfonsín.
“A pesar de que en el conjunto de la economía mundial los países no centrales poseen un poder compra equivalente al de los centrales, la representación de estos últimos, y en consecuencia su poder de decisión, es muy superior al de los primeros”, explicó Alfonsín.
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